El Conocimiento de
Sí Mismo.
Bueno, vamos a
tratar un poco sobre las inquietudes del espíritu. Ante todo se necesita
comprensión creadora.
Lo fundamental en la
vida es realmente llegar a conocerse a
sí mismo: ¿De dónde venimos, para dónde vamos, cuál es el objeto mismo de la
existencia, para qué vivimos?, etc.,
etc.
Ciertamente aquella
frase que se puso en el templo de Delfos es axiomática: “Noscete Ipsum” :
Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.
Conocerse a sí mismo
es lo fundamental. Todos creen que se
conocen a sí mismos y realmente no se conocen.
Así que es necesario llegar al pleno conocimiento de sí mismo.
Esto requiere
incesante auto-observación; lo que necesitamos es vernos tal cual somos. Desafortunadamente las gentes admiten
fácilmente que tienen cuerpo físico, más cuesta trabajo que comprendan su
propia psicología, que la acepten en forma cruda, real. El cuerpo físico aceptan que lo tienen porque
pueden verlo, tocarlo, palparlo, más la psicología es un poco distinta, un poco
diferente. Ciertamente que como no
pueden ver su propia psiquis, no pueden tocarla, no pueden palparla, pues para
ellos es algo que no entienden.
Cuando una persona
comienza a observarse a sí mismo, se mira a sí mismo, nos está indicando que se
está volviendo diferente a los demás.
En las diversas
circunstancias de la vida podemos nosotros auto-descubrirnos. Es de los distintos eventos de la existencia
de los que nosotros podemos sacar el material psíquico necesario para el
despertar de la conciencia.
En relación pues con
las personas, ya sea en el campo, en la casa, en el trabajo, en la escuela, en
la calle, etc., los defectos que llevamos escondidos afloran espontáneamente, y
si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra, entonces los
vemos. Defecto descubierto debe ser
trabajado, comprendido en todos los niveles de la mente.
Si por ejemplo
pasamos por una escena de ira, tenemos que comprender todo lo que sucede. Supongamos que tuvimos una pequeña riña, tal
vez llegamos a un almacén, pedimos algo, el empleado nos trajo otra cosa que
nosotros no habíamos pedido, entonces nos irritamos. Señor, le decimos, pero si yo le he pedido
tal cosa y usted me está trayendo tal otra, no
se da cuenta que estoy de afán y no puedo perder tiempo.
He aquí una pequeña
riña, un pequeño disgusto. Es obvio que
necesitamos comprender qué fue lo que pasó.
Si llegamos a casa
debemos de inmediato concentrarnos profundamente en el hecho sucedido, y si
ahondamos en los motivos profundos que nos hicieron actuar de esa forma y
regañar al empleado o al mezo por que no nos trajo lo que habíamos pedido,
venimos a descubrir nuestra propia
autoimportancia, es decir nos venimos a creer autoimportantes. Obviamente ha habido en nosotros eso que se
llama engreimiento, orgullo, irritabilidad.
Allí vemos defectos:
la impaciencia es un defecto, el engreimiento es otro defecto, sentirnos muy
importantes he ahí otro defecto, el orgullo, sentirnos muy grandes y ver con
desprecio al mozo que nos estaba sirviendo.
Todos esos motivos nos hicieron portarnos en forma inarmónica.
De paso hemos
descubierto varios yoes que deben ser trabajados, comprendido a fondo lo que es
el yo del engreimiento, habrá de estudiarse a fondo lo que es el yo del
orgullo, deberá estudiarse a fondo, habrá de comprenderse totalmente lo que es
el yo de la autoimportancia, habrá de estudiarse a fondo lo que es el yo de la
falta de paciencia, lo que es el yo de la ira, etc. Es un grupo de yoes, cada uno debe ser comprendido
por separado, analizado, estudiado.
Tenemos que aceptar
que detrás de ese insignificante suceso, se esconden un grupo de yoes. Hay que estudiarlos a cada uno por separado,
y que esos naturalmente están activos, hay que estudiarlos a cada uno por separado,
dentro de cada uno de ellos está embotellada la Esencia, es decir la
Conciencia, entonces hay que desintegrarlos, aniquilarlos, reducirlos a
polvareda cósmica.
Para desintegrarlos
tendremos que concentrarnos en la Divina Madre Kundalini, suplicarle, rogarle,
los reduzca a polvo. Pero primero hay
que comprender un defecto, pongamos la ira, y luego después de haberlo
comprendido, entonces rogarle a la Divina Madre Kundalini, la elimine. Después hay que comprender la impaciencia,
suplicarle a ella elimine tal error, después comprender la auto-importancia,
porqué nos creemos importantes, si nosotros no somos más que unos míseros
gusanos del lodo de la tierra, en qué basamos nuestra auto-importancia, porque
nada somos, cada uno de nosotros no es más que un vil gusano del lodo de la
tierra, en qué basamos nuestra auto - importancia, en qué la fundamentamos.
Realmente que no hay
basamento para nuestra autoimportancia, porque nada somos, cada uno de nosotros
no es más que un vil gusano del lodo de la tierra.
¿Qué somos ante el
infinito, ante la galaxia en que vivimos, ante esos millones de mundos que
pueblan el espacio infinito? ¿Porqué
sentirnos auto-importantes?
Así, analizando cada
uno de nuestros defectos los vamos comprendiendo, y defecto que vayamos
comprendiendo debe ser eliminado con la ayuda de nuestra Divina Madre
Kundalini.
Es obvio que habrá
que suplicarle a ella, que habrá que rogarle, elimine el defecto que uno vaya
comprendiendo. En una escena pues, toman
parte varios yoes.
Pongamos otra
escena, una de celos, por ejemplo. Incuestionablemente
es grave eso también, existen varios yoes.
Un hombre encuentra
de pronto que su mujer está hablando con otro hombre, en forma muy
quedito. ¿Qué quiere decir eso? Sentirá celos, le formará pelea a la mujer,
es claro, pero si observamos esa escena, allí hubo celos, ira, amor propio,
varios yoes, pues el yo de amor propio se sintió herido, los celos entraron en
actividad, la ira también. Cualquier
escena, cualquier acontecimiento, cualquier evento debe servirnos de base para
el auto-descubrimiento.
En cualquier evento
venimos a descubrir que tenemos dentro de nosotros mismos varios yoes, eso es
obvio. Se necesita que nosotros estemos
alertas y vigilantes, como el vigía en época de guerra. Es indispensable el estado de alerta
percepción, alerta novedad.
Si no procedemos en
esta forma la Conciencia continuará metida dentro de los agregados psíquicos
que en nuestro interior cargamos y no despertaría jamás.
Tenemos que
comprender que estamos dormidos. Si la
gente estuviera despierta podría ver, tocar y palpar las grandes realidades de
los mundos superiores. Si las gentes
estuvieran despiertas recordarian sus vidas pasadas. Si las gentes estuvieran despiertas verían la
tierra como es.
Actualmente, no
están viendo la tierra tal como es. Las
gentes de la Lemuria veían el mundo como es, sabían que el mundo tiene nueve
dimensiones por todo, y veían las 7 fundamentales y veian al mundo en forma multidimensioanal. En el
fuego percibían las salamandras o criaturas del fuego; en las aguas percibían a
las criaturas acuáticas, a las ondinas y nereidas; en el aire era claro para
ellos los silfos; y dentro del elemento tierra veían a los Gnomos.
Cuando levantaban
los ojos hacia el infinito podían percibir a otras humanidades planetarias, los
planetas del espacio eran visibles para los antiguos en forma distinta. Veían el aura de los planetas y también
podían percibir a los genios planetarios.
Pero cuando la Conciencia humana quedó enfrascada entre todos esos yoes
o elementos indeseables que constituyen el Ego. El mí mismo, el Yo mismo,
entonces la Conciencia se durmió. Ahora
se procesa en virtud de su propio embotellamiento.
En tiempos de la
Lemuria cualquier persona podía ver por lo menos la mitad de un Honstapagnos
(un Honstapagnos equivale a cinco millones y medio de tonalidades del
color). Cuando la Conciencia quedó
metida entre el Ego, los sentidos degeneraron.
En la Atlántida ya
solo se podía percibir un tercio de las tonalidades del color. Y ahora apenas si se perciben los 7 colores
del espectro solar y unas pocas tonalidades.
Las gentes de la
Lemuria eran diferentes, para ellos las montañas tenían alta vida espiritual,
los ríos para ellos eran los cuerpos de los dioses, la tierra entera era
perceptible para ellos, como un gran organismo viviente. Eran otro tipo de gentes, distintas.
Ahora
desgraciadamente la humanidad está en un estado de caducidad. Si no nos preocupamos nosotros por
auto-descubrirnos por conocernos mejor, continuaremos con la Conciencia
dormida, metida entre todos los yoes que llevamos en nuestro interior.
Los psicólogos
normalmente creen que tenemos un solo Yo y nada más. En Gnosis se piensa diferente. En Gnosis sabemos que la ira es un yo, que la
codicia es otro yo, que la envidia es otro yo, que la gula es otro yo, etc.,
etc., etc.
Virgilio, el poesta
de Montua, el autor de la Eneida, decía que aunque tuviéramos mil lenguas para
hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar nuestros defectos
cabalmente. Son tantos. ¿Y dónde vamos a
descubrirlos?
Solamente en el
terreno de la vida práctica se hace posible el auto-descubrimiento. Cualquier escena callejera es suficiente para
saber cuántos yoes entraron en actividad.
Cualquier yo que
entre en actividad hay necesidad de trabajarlo, para comprenderlo y
desintegrarlo, sólo por ese camino se hace posible liberar la Conciencia, sólo
por ese camino se hace posible el despertar.
A nosotros nos debe
interesar primero que todo el despertar, porque mientras continuemos así como
estamos, dormidos, ¿qué podemos saber de lo Real, de la Verdad? Para llegar uno a conocer a fondo los
misterios de la vida y de la muerte se necesita indispensablemente
despertar. Es posible despertar si uno se
lo propone. No es posible despertar si
la Conciencia continúa embotellada dentro de todos esos yoes.
Vivimos dentro de un
mecanismo bastante complicado, la vida se ha vuelto profundamente mecanicista
en un 100 %.
La ley de
recurrencia es terrible, todo se repite, la vida podemos compararla a una rueda
que está girando incesantemente sobre sí misma.
Pasan los acontecimientos una y otra vez, siempre repitiéndose.
En realidad de
verdad nunca hay una solución final para los problemas, cada cual carga los
problemas, la solución final en realidad de verdad no existe. Si hubiera una solución final para los
problemas que uno tiene en la vida, esto significaría que la vida no sería vida
sino muerte.
Así pues que la
solución final no se conoce. Gira la
rueda de la vida, siempre pasando los mismos acontecimientos, repitiéndose en
forma más o menos modificada, más o menos alta o baja, pero repitiéndolos. Llegar a la solución final y pedir que la
repetición de eventos o circunstancias no sigan es algo más que imposible,
entonces lo único que tenemos que aprender es saber cómo vamos a reaccionar
ante las distintas circunstancias de la vida.
Si siempre
reaccionamos de la misma forma, si siempre reaccionamos con violencia, si
siempre reaccionamos con lujuria, si siempre reaccionamos con codicia ante los
hechos diversos que se repiten una y otra vez en cada existencia humana, pues
no cambiaríamos nunca, porque los acontecimientos que ustedes están viviendo
actualmente ya los vivieron en la pasada existencia.
Esto significa que
por ejemplo si ahora están ustedes sentados escuchándome, en la pasada
existencia también estuvieron escuchándome, no será aquí mismo en esta casa,
pero sí en cualquier lugar de la ciudad.
Así también en la
antepasada estuvieron sentados escuchándome, en la tras-pasada, estuvieron
sentados escuchándome y yo estuve hablándoles a ustedes, es decir, siempre esta
rueda de la vida está girando y los acontecimeintos van pasando, siempre son
los mismos. Así pues es imposible
impedir que los acontecimientos dejen de repetirse. Lo único que podemos hacer es cambiar nuestra
actitud hacia los acontecimientos de la vida.
Si nosotros
aprendemos a no reaccionar ante ningún impacto proveniente del mundo exterior,
si aprendemos a ser serenos, impasibles, entonces lo que sucederá es que
nosotros podremos evitar que los acontecimientos produzcan en nosotros los
mismos resultados.
Vamos a ver, por
ejemplo, en una pasada existencia sobre un acontecimiento que cité en mi libro
titulado: “El Misterio del Aureo Florecer”, de aquella existencia en la que me
llamé Juan Conrado, Tercer Gran Señor de la Provincia de Granada, en la antigua
España, en la época de la inquisición, cuando el inquisidor Tomás de Torquemada
hacía desastres en toda Europa. Quemaba
viva a la gente en la hoguera.
Ciertamente había yo
llegado a él con el propósito de pedir amonestación cristiana para alguien,
tratábase de un Conde que me zahería constantemente con sus palabras, que hacía
mofa de mí, etc.
En aquella época
andaba yo de Bodisattwa caído y por cierto no era una mansa oveja, el Ego
estaba bien revivido, pero quería evitar un nuevo duelo, no por temor si no
porque ya estaba cansado de tantos duelos, y llegué muy temprano hasta la
puerta de la inquisición.
Un monje está ahí en
la puerta. Me dijo: “Que milagro verlo
por aquí señor Marquéz.” Le dije:
“Muchas gracias su reverencia, vengo a solicitarle una audiencia con el señor
Inquisidor, Monseñor Tomás de Torquemada”.
“Imposible - dijo - hoy hay muchas visitas, sin embargo voy a tratar de
conseguir para usted la audiencia”.
“Muchas gracias -le dije- su reverencia”, para adaptarme a todos los
convenios de aquella época, en realidad de verdad tenía que adaptarse uno, o de
lo contrario se le ponía grave la cosa.
En todo caso el
monje aquel desapareció como por encanto y aguardé pacientemente a que
regresara. Ya de regreso me dice: “Está
conseguida para usted la audiencia, señor Marqués, puede pasar”.
Y pasé, atravesé un
patio y llegué a un gran salón que estaba en tinieblas y pasé a otro salón que
también estaba en tinieblas y por último a un tercer salón que estaba ilumindado
por una lámpara. La lámpara estaba
colocada sobre una mesa, ante la mesa se hallaba sentado el Inquisidor Tomás de
Torquemada, nada menos que el gran Inquisidor, un ser pues cruel, sobre su
pecho caía una gran cruz. Se encontraba
en un estado aparentemente beatífico, con las manos puestas sobre el pecho, al
verme no más que saludarle con todas las reverencias de la época. Me dijo: “Siéntese, Ud. Señor Marqués, ¿qué
lo trae a usted por aquí?” Entonces
dije: “Vengo a solicitar una amonestación cristiana para el Conde Fulano de Tal
y Tal y cincuenta mil nombres y apellidos, que lanza sátiras contra mí, sus
burlas, sus mofas y no tengo ganas de otro duelo, quiero evitar un nuevo
duelo”.
“Pero no se preocupe
usted señor Marquéz - me respondió - ya tenemos muchas quejas contra este
condesito aquí en la casa inquisitorial, vamos a hacerle aprehender, lo
llevaremos a la torre del martirio, le meteremos los pies sobre carbones
encendidos, le quemaremos bien los pies para que sufra, le levantaremos las
uñas, lo torturaremos y después lo llevaremos a la plaza pública y lo
quemaremos en la hoguera”.
Bueno, yo no había
pensado ir tan lejos, únicamente iba a pedir una amonestación cristiana. Claro, quedé perplejo al escuchar a
Torquemada hablando en esa forma y verlo con las manos puestas sobre el pecho
en actitud beatífica. Aquello me causó
horror, no pude menos que manifestar mi descontento al decirle:”Ud. Es un
perverso, yo no he venido a pedirle que queme vivo a nadie, ni que venga Ud. a
torturar a nadie, únicamente he venido a pedirle una amonestación cristiana y
eso es todo, ahora se dará cuenta que no estoy de acuerdo con su secta”, y en
fin pronuncié unas cuantas palabras y unos cuantos gritos que por ahora me
reservo, en un lenguaje un poquito altisonante. Motivo más que suficiente para que aquel alto
dignatario de la inquisición dijera: “Con que esas tenemos, señor Marqués”.
Hizo sonar una campana y apareció un grupo de caballeros armados hasta
los dientes, se puso de pie aquel caballero del Santo Oficio y ordenó a los
caballeros aquellos diciendo: “Prended a este hombre”. “Un momento caballeros -dije- recordad las
reglas de la caballería”.
En aquella época las
reglas de la caballería eran respetables, respetabilísimas por todo el
mundo. “Dadme una espada”, -les dije al
estilo de los Gachupiños- y me batiré con cada uno de vosotros “. Era ni más ni menos, que un Gachupín, nos
encontrábamos reencarnados en plena Edad Media, en época de Torquemada. Un caballero me entrega una espada, yo la
recibo, luego da un paso hacia atrás y me dice: “En guardia” y le espondí
“Siempre estoy!” y nos trabamos en lid.
No se oían sino
golpes de espadas, parecía que esas espadas al golpearse unas con otras
lanzaban chispas. Aquel caballero era
muy hábil con la esgrima, pues manejaba las armas a la maravilla. Yo tampoco era una mansa oveja, claro está
que no. Total que el duelo fue muy
grave, no me faltaba más que hacer una de mis mejores estocadas para salir
victorioso, pero los otros caballeros estaban viendo el asunto, se dieron
cuenta que su compañero iba directo al panteón y claro que me cayeron en
pandilla. Más llegó un momento en que el
brazo derecho se me cansó, ya no podía con el peso de la espada ante tal
lucha...
Querían quemarme
vivo. Ahí tenían un poco de leña al pie
de un poste de acero. Me encadenaron en
aquel poste, prendieron fuego a la leña y a los pocos segundos estaba ardiendo
como tea encendida. Sentí gran dolor en
las carnes, veía cómo mi cuerpo físico se quemaba hasta quedar reducido todo a
cenizas.
Quise dar y dí un
paso, sentí que aquel dolor supremo se convertía en felicidad. Entendí que más allá del dolor existía la
felicidad, el dolor humano por más grande que sea tiene un límite. Una lluvia bienhechora comenzó a caer sobre
mí. Total, salí de aquel palacio
caminando despacito, despacito. De
manera que ya había desencarnado, el cuerpo físico pereció en la hoguera de la
Inquisición...
Hoy por ejemplo, al
repetirse un evento de esos en mi vida,estoy seguro que ya no iría a una
hoguera, ni a un panteón, ni algo por el estilo. ¿Por qué? Porque hoy al no tener ya esos yoes
de la ira, de la impaciencia, escucharía al inquisidor serenamente, impasible,
comprendería el estado en que se encuentra, guardaría un silencio total,
ninguna reacción saldría de mí. Como
resultado no pasaría eso, es claro, podría salir tranquilo, sin problemas.
De manera que los
problemas en realidad de verdad los forma el Ego. Si en aquella ocasión no hubiera reaccionado
de esa forma contra el Santo Oficio, como así le llamaban, contra la
inquisición, etc., etc., pues es obvio que no habría desencarnado en esa
forma. Esto no significa cobardía, sino
sencillamente habría permanecido impasible, sereno, luego habría dado la
espalda y me habría retirado sin problemas.
Sólo queda un punto
en discusión: el condesito aquel habría sido aprehendido, quemado vivo en la
hoguera y se me podía echar la culpa a mi.
No, porque habría tenido el valor de informarle eso al Conde, aunque
aquel Conde se habría llenado de tremenda ira contra mí, pero habría salvado su
existencia, tal vez hasta el hombre habría quedado agradecido. Es decir, circunstancias tan fatales no
habrían sucedido, si el Ego hubiera sido desintegrado, pero desgraciadamente
tenía un Ego muy desarrollado y esos son los problemas que forma el Ego.
Cuando uno no tiene
ego esos problemas no se suceden. Pueda
que las circunstancias se repitan, pero ya no suceden, ya no vienen esos
problemas.
La cruda realidad es
que los eventos pueden estarse repitiendo, pero lo que nosotros tenemos que
modificar es nuestra actitud hacia los eventos.
Si nuestra actitud es negativa, pues nos creamos gravísimos problemas,
eso es obvio. Necesitamos pues cambiar
nuestra actitud hacia la existencia, pero uno no puede cambiar su actitud hacia
la vida si no elimina aquellos elementos perjudiciales que lleva en su psiquis.
La ira, por ejemplo,
cuántos problemas le trae a uno. La
lujuria cuántos problemas le trae. Los
celos, cuán nefasto son. La envidia
cuántos inconvenientes le proporciona a uno.
Uno tiene que
cambiar su actitud ante las distintas circunstancias de la vida, éstas se
repiten, con uno o sin uno, pero se repiten.
Lo que importa es
que uno cambie su actitud ante las distintas circunstancias de la vida. Es decir, necesitamos nosotros auto-conocernos
profundamente. Y si nos autoconocemos
descubrimos nuestros errores. Y si
despertamos venimos a experimentar eso que no es del tiempo, eso que es la
verdad.
Pero mientras
nosotros continuemos con la conciencia dormida, embotellada dentro del ego,
entre los yoes, obviamente no sabremos nada de los misterios de la vida y de la
muerte. No podemos así mismo
experimentar lo real, viviremos en la ignorancia.
Se hace pues
urgente, inaplazable cumplir con la máxima de Tales de Mileto: “Gnocete ipsum”,
Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses. Todas las leyes de la naturaleza están dentro
de uno mismo y si uno no las descubre dentro de uno mismo, tampoco las puede
descubrir fuera de si mismo.
El hombre está
contenido en el Universo y el Universo está contenido en el homnre. Así pues, el Universo está dentro de
uno. Si no descubrimos al Universo
dentro de nosotros mismos, tampoco lo descubrimos fuera de si mismo, eso es
obvio.
Existen dentro de
nosotros posibilidades extraordinarias, pero ante todo debemos partir del
principio “Gnocete Ipsum”: Hombre Conócete a ti mismo y conocerás al Universo y
a los Dioses.
La personalidad o la
falsa personalidad, por ejemplo, es óbice para la verdadera felicidad. Todo ser humano tiene una falsa personalidad,
que está formada por el engreimiento, por la vanidad, por el orgullo, por el
temor, por el egoísmo, por la ira, por la auto-importancia, por el
auto-sentimentalismo, etc.
La falsa
personalidad es verdaderamente problemática, está dominada por todo ese tipo de
yoes que he enumerado. Mientras uno
posea la falsa personalidad en modo alguno habrá de conocer la real
felicidad. Si uno quiere ser feliz, y
todos tenemos derecho a la felicidad,
tiene que empezar por eliminar la falsa personalidad. Pero para poder eliminar la falsa
personalidad tiene uno que eliminar los yoes que la caracterizan, los que he
enumerado.
Eliminados todos
esos yoes, entonces todo cambia, se crea en nuesta Conciencia un centro de
gravedad continuo y deviene un estado de felicidad extraordinaria, pero
mientras exista la falsa personalidad la felicidad no es posible. Debemos tener en cuenta todo eso si es que
realmente anhelamos algún día ser felices.
Incuestionablemente
lo más importante en la vida práctica viene a ser precisamente cristalizar en
la humana personalidad eso que se denomina alma.
¿Que se entiende por
alma? Todo ese conjunto de poderes,
fuerzas, esas virtudes, facultades del Ser.
Si uno elimina, por ejemplo, el yo de la ira, en su reemplazo cristalizará
en nuestra humana persona la virtud de la serenidad, de la paciencia. Si uno elimina el defecto del egoísmo, en su
reemplazo cristalizará en nosotros la
virtud maravillosa del altruísmo. Si uno
elimina el defecto de la lujuria, en su reemplazo cristalizará en nuestra alma
la virtud extraordinaria de la castidad.
Si uno elimina de su naturaleza el odio, en su reemplazo cristalizará en
nuestra personalidad el amor. Si uno elimina
el defecto de la envidia, en su reemplazo cristalizará en la humana personalidad
la alegría por el deber ajeno, la filantropía, etc.
Así que es necesario
comprender que hay necesidad de eliminar los elementos indeseables de nuestra
psiquis para cristalizar en nuestra humana persona eso que se llama alma: Un
conjunto de fuerzas, de atributos, de virtudes, de poderes cósmicos, etc.
Sin embargo, he de
decir que no todo es intelecto, el intelecto es útil cuando está al servicio
del espíritu. Incuestionablemente
debemos pasar por grandes crisis emocionales si es que queremos nosotros
cristalizar alma en sí mismos. Si el
agua no hierve a 100 grados centígrados no cristaliza lo que hay que
cristalizar y no se elimina lo que hay que eliminar. Así también, si no pasamos por grave crisis
emocionales, pues no cristalizará en nosotros eso que se llama alma, no se
eliminará en nosotros eso que se debe eliminar.
Así ha sido
siempre. Cuando el alma cristaliza
completamente en uno, hasta el mismo cuerpo físico se convierte en alma.
Jesús de Nazareth,
el Gran Kabir, habló claro sobre eso, dijo: “En paciencia poseeréis vuestras
almas”, las gentes no poseen un alma, el alma los posee. El alma de cada persona sufre cargando con un
fardo abrumador: la persona. Poseer el
alma es muy distinto, pero escrito está: “En paciencia poseeréis vuestras almas”.
Hay yoes muy
difíciles de eliminar, defectos terribles, yoes que están en relación con la
ley del Karma. Cuando se llega a eso
parece como si nos detuviéramos en el avance, y obviamente que sí. Más con infinita paciencia, al fin se
consigue la eliminación de esos yoes. La
paciencia y la serenidad son facultades extraordinarias, virtudes magníficas,
necesarias para avanzar en este camino de la transformación radical.
En mi libro “Las
Tres Montañas” hablo claramente sobre la paciencia y la serenidad. Un día estando en el Monasterio, aguardábamos
un grupo de hermanos impacientemente al
Abad, al Hierofante, más este tardaba y pasaban las horas y éste tardaba. Todos estaban preocupados, habían allí
algunos maestros. Maestros, claro, muy
respetabilísimos, pero llenos de impaciencia, se paseaban dento del salón,
iban, venían, se jalaban el cabello, se rascaban la cabeza, se halaban las
barbas, impacientes. Yo permanecía
tranquilo, sereno, paciente aguardaba, únicamente me causaba curiosidad esos
hermanitos impacientes. Al fin después
de varias horas se presentó el Maestro, y dirigiéndose a todos les dijo: “A
ustedes les faltan dos virtudes que éste hermano tiene”, y me señaló a mí. Luego dirigiéndose a mí me dice: “Dígales
usted, hermano, cuáles son esas dos virtudes”.
Entonces yo me puse de pie y dije: “Hay que saber ser pacientes, hay que
saber ser serenos”. Todos quedaron
perplejos. En seguida el Maestro trajo
una naranja, símbolo de esperanza, y me la entregó, aprobándome. Quedé aprobado para entrar en la Segunda
Montaña, que es la de la Resurreción.
Los otros, los impacientes, quedaron aplazados.
Se me citó después en otro Monasterio para
firmar algunos papeles que tenía que firmar, y así lo hice. Más tarde se me entregaron ciertas instrucciones
esotéricas y se me admitió pues en loes estudios de la Segunda Montaña, y
aquellos compañeros hasta ahora todavía están luchando por lograr la paciencia
y la serenidad, pues no la tienen.
Vean pues lo
importante que es ser paciente, ser sereno.
Así pues cuando uno está trabajando en la disolución de un yo y por nada de la vida consigue
disolverlo porque es muy difícil, porque hay yoes así que se relacionan con las
leyes el Karma, no le queda a uno más remedio que multiplicar la paciencia y la
serenidad hasta triunfar, pero muchos son impacientes, quieren eliminar tal o
cual yo, de inmediato, sin pagar el precio correspondiente, y eso es
absurdo. En el trabajo sobre uno mismo
se necesita multiplicar la paciencia hasta el infinito, y la serenidad hasta el
colmo de los colmos. Quien no sabe tener
paciencia, quien no sabe ser sereno, fracasa en el camino esotérico.
Obsérvense ustedes
en la vida práctica: ¿Son impacientes?, ¿saben permanecer serenos en el momento
preciso? Si no tienen esas dos preciosas
virtudes, pues hay que trabajar para conseguirlas. ¿Cómo?
Eliminando los yoes de la impaciencia y eliminando los yoes de la falta
de serenidad, del enojo. Loes yoes del
enojo, de la ira, que son los que no permiten la serenidad.
¿Qué es lo que
buscamos a la larga nosotros con todo esto?
Pues cambiar, cambiar totalmente, pues así como estamos
incuestionablemente, lo único que hacemos es sufrir, amargarnos la vida. Cualquiera puede hacernos sufrir a nosotros;
basta que nos toque una fibra del corazón para que ya estemos sufriendo. Si nos dicen una palabra dura sufrimos, si
nos dan unas palmaditas en el hombro y unas palabras dulces, nos
alegramos. Así somos de débiles.
Nuestros procesos
psicológicos no dependen de nosotros, mejor dicho, no tenemos nosotros poder
sobre nuestros procesos psicológicos.
Cualquiera puede manejarnos nuestra psiquis.
¿Quieren ver ustedes
una persona enojada? Pues díganle una
palabra dura y la verán enojada. Luego,
¿quieren verla contenta? Dénle una palmadita
en el hombro y luego unas palabras dulces y ya cambia, ya está contenta. Qué fácil es, cualquiera juega con las
psiquis de los demás. Qué débiles son
estas criaturas. Se trata pues de
cambiar, de que todo esto que tenemos de débil sea eliminado, hasta nuestra
misma identidad personal debe perderse para nosotros mismos. Esto quiere decir que el cambio debe ser
radical, pues hasta nuestra misma identidad personal, sou Fulano de Tal, Equis,
Equis, debe perderse para sí mismos.
Llegará el día en que nos encontremos a nuestra misma identidad
personal.
Se trata de
convertirnos en algo distinto, en algo diferente. Obviamente hasta la misma identidad personal
debe perderse. Tratamos de convertirnos
en criaturas distintas, criaturas felices, seres dichosos y tenemos derecho a
la felicidad. Pero si no nos esforzamos,
¿cómo vamos a cambiar?, ¿de qué manera?
He aquí lo grave.
Lo más importante es
pues no identificarnos con las circunstancias de la existencia. La vida es como una película y es de hecho
una película, que tiene un principio y tiene un fin. Distintas escenas van pasando por la pantalla
de la mente. El error más grave de
nosotros consiste en identificarnos con esas escenas. ¿Por qué?
Porque pasan, sencillamente porque pasan, son escenas de una gran
aventura y al fin pasan. Afortunadamente
en el camino de la vida tomé como lema eso, no identificarse uno con las
circunstancias diferentes de la vida.
Me viene a la
memoria casos de la niñez. Como quiera
que mis padres terrenales se habían divorciado, nos tocaba a nosotros los
hermanos de una gran familia sufrir, habíamos quedado nosotros con el jefe de
la familia y se nos prohibía pues visitar a la jefa o sea a nuestra madre
terrenal. Sin embargo nosotros no éramos
tan ingratos como para olvidar a la jefa, nos escapábamos de casa con un
hermanito menor que me seguía. Ibamos a
visitarla y luego regresábamos a casa a donde el jefe. Más mi hermano sufría mucho, pues al regreso
se cansaba porque era muy pequeño y yo
tenía que cargarlo sobre mis espaldas y lloraba aquél amargamente y decía:
“Ahora al regresar a casa el jefe nos va a azotar, el jefe nos va dar azotes y
de palos”. Yo le respondía diciendo:
“¿Por qué lloras? Todo pasa, acuérdate
que todo pasa”. Cuando llegábamos a casa
ciertamente nos aguardaba el jefe lleno de grande ira y nos daba de
latigazos. Posteriormente nosotros nos
internábamos en nuestra recámara a dormir, pero al acostarnos yo le decía a mi
hermano: “¿Te fijas?, ya pasó, ¿te convences que todo pasa? “ Eso el jefe lo alcanzó a oir cuando a mi
hermano le decía que todo pasa, eso ya pasó.
Y claro el jefe era bastante iracundo, empuñó de nuevo el látigo
terrible que traía, penetró en la recámara de nosotros diciendo: “Conque todo
pasa, sinverguenzas”, y luego otra azotaína más terrible nos dió, retirándose
depués al parecer muy tranquilo por habernos azotado. Y un poquito más quedito le decía a mi
hermano: “ ¿Te fijas? Eso también pasó”, es decir, nunca me identificaba con
esas escenas y tomé como lema en la vida jamás identificarme con las circunstancias,
con los eventos, con los acontecimientos, porque sé que esas escenas van
pasando.
Tanto que uno se
preocupa porque tiene un problema, que no halla cómo resolverlo, y después ya
pasa y viene otra escena completamente distinta. Entonces para qué se preocupó, si tenía que
pasar, con qué objeto se preocupó.
Cuando uno se
identifica con los distintos eventos de la vida, comete muchos errores. Si uno se identifica con una copa de licor
que le está ofreciendo un grupo de amigos, pues resulta borracho. Pues si uno se identifica con una persona del
sexo opuesto en un momento dado, pués resulta fornicando. Si uno se identifica con un insultador que le
está hiriendo a uno con la palabra, resulta también uno insultando. A ustedes le parece cuerdo que a uno de
nosotros que somos aparentemente serios resultemos insultando, ¿ustedes creen
que eso estaría bien?.
Si uno se identifica
con una escena de puro sentimentalismo llorón donde todos están llorando
amargamente, pues uno también resulta con sus buenas lágrimas. ¿Ustedes creen que eso estaría correcto?, que
otros nos pongan a llogar así porque les dió la gana.
Esto que estoy
diciéndoles a ustedes es indispensable, si es que ustedes quieren
autodescubrirse. Si uno se identifica
completamente con una escena, pues se ha olvidado de sí mismo, se ha olvidado
del trabajo que está haciendo, entonces está perdiendo el tiempo
tontamente. Las gentes se olvidan de sí
mismas completamente, se olvidan de su propio Ser Interior Profundo, porque se
identifican con las circunstancias.
Normalmente las
gentes andan dormidas, por eso están identificadas con las circunstancias que
les rodean y cada cual tiene su cancioncita psicológica, como decía en mi libro
“Psicología Revolucionaria”. De pronto
se encuentra uno a alguien que le dice: “Yo tuve en la vida que hacer esto y
esto y esto, me robaron, fui un hombre rico, tuve dinero, me estafaron, Fulano
de Tal fue el malvado que me estafó”. Y
tal es su canción psicológica que diez años después encuentra uno al mismo
sujeto y vuelve a cantarle la misma canción, a los veinte años le encuentra y vuelve a narrarle la misma
canción. Esa es su canción psicológica,
quedó identificado por ese evento para el resto de su vida.
En esas
circunstancias, cómo va uno a disolver el Ego, de qué manera, si lo está
fortificando al identificarse, así fortifica los yoes. Si uno se identifica con una trifulca resulta
también uno dando puñetazos. Me viene a
la memoria un caso por ahí de un boxeo, un campeón peleando contra otro de E.E.
UU. Y al final todos los espectadores terminaron dándose golpes unos con otros,
perfectamente locos, todos resultaron boxeadores.
Observen ustedes lo
que es la identificación. He visto de
pronto a una dama viendo una pelicula donde los actores lloran, lloro fingido,
claro está, pero aquella dama que está contemplandola
película resulta llorando también terriblemente, en estado de angustia
espantosa. Vean ustedes lo que es la
identificación, esa pobre mujer se ha identificado con esa película, pues ha
creado al héreo de la película o a la heroína.
Un nuevo yo ha creado dentro de sí misma, ese nuevo yo se ha robado
parte de su conciencia, de manera que ahora esa persona está más dormida. ¿Por qué?
Por la identificación.
En cierta ocasión se
me ocurrió ir a un cine, hace muchísimos años, la película pues estaba muy
romántica, un par de enamorados que se querían, que se adoraban y yo muy
interesado en ver aquel par de enamorados, esas poses, esas palabras... Qué
miradas!... Yo encantado mirándoles ahí,
al fin terminó la tal película y yo muy tranquilo me fui a la casa. Ya estando en casa sentí sueño y me acosté,
entonces esa noche fui a dar al mundo de la mente, ahí me encontré una mujer
como aquella que yo había admirado en la película, estaba hasta guapita y
estaba frente a frente a mí, me senté con ella en una mesa a tomar algún
refresco. Vinieron las dulces palabras muy
semejantes a las de la película, por cierto.
Conclusión: bueno, no llegué hasta la cópula química ni na por el
estilo, pero no faltaron besos, los abrazos, las caricias, las ternuras y
cincuenta mil cosas por el estilo.
Les estoy narrando
una historia de hace veinte años, no es de ahora, porque ahora no voy a cines,
pero en aquella época si iba a algún cine.
Conclusión: la escena no estaba muy buena, un poquito erótica. De pronto cambió el panorama y descendí del
mundo de la mente al mundo astral, son dos mundos diferentes. Al llegar al mundo astral me encontraba
dentro de un gran templo y pude verificar que un Maestro me había estado
analizando. Claro, en mi interior me dije:
“Metí la pata”. Me retiré unos pocos
pasos a aguardar a ver qué sucedía y de
pronto el Maestro aquel me envió un papel con el guardián del templo. Leí el papel y decía: “Retírese usted
inmediatamente de este Templo, pero con Inri” (Inri es conservando el fuego)
puesto que no había fornicado, no pasaba de las ternuras.
Bueno, total que
entonces dije: “Ni modo esto está mal, esto está grave”. Y muy despacio salí, avancé por el corredor
de la nave central y antes de salir fuera del templo reparé que era el templo
de las representaciones mentales, de las efigies mentales... Posteriormente
tuve que destruir tal efigie o representación de la película para poder ser
aceptado en dicho templo.
Escuchar el mensaje
y vivirlo, es lo más indicado en este tiempo.
Aquellos que quieran despertar su conciencia, deben escuchar y vivir
este mensaje.
SEGUNDA PARTE
LA ELIMINACION DE
LOS DEFECTOS
LAS MAQUINAS HUMANAS
Mucho hemos oído y
hablado sobre los tres factores integrantes de la Revolución de la Conciencia,
pero es necesario hacer un recuento, una profunda reflexión y detectar hasta
qué punto hemos cumplido con ese nuestro deber ante la Gran Obra.
¿Cuántas veces nos
recordamos a si mismos durante el día?
¿En cuántas ocasiones dejamos de identificarnos con el tren de vida que
llevamos y observamos detenida y serenamente el batallar de la antítesis en
nuestras mentes?
Nuestro deber
cósmico es no permitir que pasen pensamientos mecanicistas, al igual que no dar
cabida a pensamientos envenenados, así como dejar por completo nuestros
instintos animales.
Es necesario e
indispensable realizar dentro de cada uno de nosotros el primer choque
consciente, trabajando intensamente con la no identificación, luchar contra la
imagen negativa y la consideración interior.
Morir en sí mismo es
lo importante y trabajar sobre sí es lo
indispensable. Para ello hay que
atravesar profundas crisis emocionales.
Sin embargo, se hace necesario hacernos conscientes de nuestros actos,
ya que con ellos logramos realizar parte de la Obra.
Dividirnos entre
“observador” y “observado”, es el propósito.
Auto-descubrirnos en acción y reconocer nuestros errores, he ahí la
tarea fundamental de cada uno, puesto que al morir en sí mismo es nuestra meta.
Desintegrando las
gentes que hay en nuestro interior, quedará la casa libre y en ella solamente
habitará la Conciencia, el Ser. Entonces
seremos libres de verdad y nos habremos convertido en individuos superiores.
Quien despierta la
conciencia, tiene acceso a la ciencia objetiva, universal y pura. Es por ello que no debemos dejarnos fascinar
por esta ciencia subjetiva ultra moderna: Biología, Química, Física, etc. En el fondo resulta algo meramente
incipiente, lo que hasta el momento se ha denominado la ciencia pura, puesto
que ella sólo es posible para los hombres de Conciencia despierta.
Esta Ciencia nada
tiene que ver con la pobredumbre de teorías que existe en los diferentes
colegios, en las diferentes escuelas y universidades del mundo. Sin embargo, los científicos creen que tienen
la última palabra, más no saben ellos nada sobre la Ciencia Objetiva del
Universo.
Veamos un hecho
concreto: cuando los científicos al unísono con los astronautas lograron llegar
en un cohete tripulado a la Luna, creyeron con su razón subjetiva, que este
evento había sido grandioso, se autoexaltaron y trataron de hacer ver a la
humanidad que con sus piruetas de circo ya habían conquistado el mundo, pero
cuán equivocados estaban y aún lo están, ya que les falta la Razón Objetiva.
Cuando se les dice a
los científicos que hay seres extraterrestres, que existen naves que vienen de
otros mundos, lo niegan rotundamente.
¿Cuáles son los motivos para ello?
Los científicos
ultramodernos, son robots que no están programados para conocer la Ciencia
Objetiva Universal, solamente están programados para conocer la ciencia oficial
universitaria y eso es todo.
De manera que estos
científicos ultramodernos, son seres de razón subjetiva, que todo lo suponen y
lo sustentan con sus hipótesis, puesto que les falta un conocimiento concreto y
objetivo de las leyes del Universo.
Son robots,
preparados con materias universitarias, para trabajar dentro de su programa y
nada más. No podría pues, exigírseles
que conceptuasen sobre seres extraterrestres y naves interplanetarias, porque
para ello aún no están programados.
Dicho robots han
sido construídos en las universidades y no funcionan en otra forma, sino de
acuerdo a su propio acondicionamiento (mecánico).
La razón subjetiva
se nutre con las percepciones externas, elabora sus conceptos de contenido, por
medio de los informes recogidos con los sentidos y con esos conceptos forma sus
razonamientos, haciendo de ello la razón subjetiva.
Razón objetiva es
otra cosa, pero ya eso es revolucionario.
No se puede saber nada de lo real cuando todo emana de los sentidos, eso
es obvio, relativo, irrefutable; pero existe la razón, y ella es objetiva. Esta funciona únicamente con los conceptos de
la Conciencia, con los datos que ella misma aporta.
Cuando logramos
eliminar los elementos inhumanos, en los cuales está enfrascada la Conciencia o
embotellada, entonces ésta puede aportar datos a la razón. Razón basada en los datos de la Conciencia,
es Razón Objetiva.
Nada saben los
científicos del razonamiento subjetivo sobre la Conciencia. ¿Cómo han de saber? ¿De qué manera podrían investigarlo?, si son
robots que están programados para algo que no salga del mundo de los cinco
sentidos. Son meras máquinas que
funcionan de acuerdo con lo que aprendieron en los colegios, universidades,
academias, etc., etc., y que no pueden
funcionar de otra forma.
¿Creen ustedes que
un robot puede funcionar de otra forma a como ha sido programado? Pues obviamente no, ¿Verdad? Así pues, éstas máquinas humanas que se
titulan científicas, nada saben sobre la Conciencia, para ello no están
programadas.
Sólo la Psicología
Trascendental, enseñada por los pocos sabios que en el mundo han sido (como
dijeron los poestas), puede orientarnos, con el propósito de que la Conciencia
despierte. Indubitablemente, está
despierta , cuando los elementos infrahumanos que habitan en nuestro interior
se reducen a polvareda cósmica.
Conciencia
despierta, es Conciencia que puede informar.
En la Conciencia están los datos que necesitamos para nuestra
orientación psicológica, en la Conciencia, están las partículas de dolor de
nuestro Padre que está en secreto, en la Conciencia está la sabiduría, si
nosotros conseguimos liberarla, ella puede orientarnos.
Un hombre de
Conciencia despierta es un hombre libre, que puede por sí mismo conocer la
senda que habrá de llevarlo a la Liberación Final.
Ahora verán ustedes
porqué es tan importante morir de instante en instante y de momento a momento
(es decir, eliminar defectos).
Es indispensable
estudiar a fondo el libro titulado: El
Misterio del Aureo Florecer. Se han
enseñado en este libro la Kriya Sexual necesaria para el despertar de la
Conciencia.
Yo, Samael Aun Weor,
he enseñado en esa obra cómo despertar Conciencia. He unificado en esa obra la cuestión sexual y
la cuestión Conciencia. Pero se necesita
conocer a fondo dicha obra, meditar en ella profundamente y llevar esas
enseñanzas a la práctica. Así
conseguiremos la liberación auténtica.
En cuanto al tercer
factor de la Revolución de la Conciencia (sacrificio o servicio a la
humanidad), cuando se trata pues de avanzar firmemente en la senda de la
autoliberación íntima, es necesario imitar nosotros al Cristo, que entregó su
vida por la humanidad doliente.
Tenemos que ser
capaces de subir al Ara del supremo sacrificio si así trabajamos de verdad con
los tres factores de la Revolución de la Conciencia (morir, nacer - aprovechar
positivamente nuestras energías - y sacrificio), si amamos a nuestros
semejantes.
Si con la antorcha
del verbo incendiamos el mundo, es obvio que subiremos por los distintos
niveles del Ser, hasta convertirnos en verdaderos Seres, en el sentido completo
de la palabra.
Hay que trabajar a
fondo en los tres factores. Hay que
estudiar a fondo aquellos libros: Las Tres Montañas; Sí Hay Infierno, Sí Hay
Diablo, Sí Hay Karma; La Doctrina Secreta de Anahuac; Psicología Revolucionaria;
y la Gran Rebelión.
En estas obras hay
medios de orientación para trabajar en los tres factores de la Revolución de la
Conciencia, trabajar en sí mismos y laborar por un mundo mejor.
DIDACTICA DE LA
MEDITACION SUPERIOR PARA ELIMINAR LOS DEFECTOS.
Un hombre cualquiera
ve muy quedita a su mujer o esposa, con un caballero cualquiera, lógicamente no
se aguantaría, no se quedaría tranquilo.
Producto de ello
saltaría el yo de los celos. Seguidamente
se sentiría herido aquel otro del amor propio, luego vendría la ira. Viniendo por último toda clase de insultos y
reclamos, producto de aquella pésima transformación.
Es lógico que si
este hermano quisiera eliminar tales yoes, uno por cada día, ¿entonces qué
sería de los otros? ¿En dónde los
dejaría y para cuándo? Lógicamente esto
es imposible, pues se aplazaría el trabajo, más aún, nunca se terminaría a este
paso, se complicaría mucho, terminaría siendo un fracaso.
En este caso hay que
ser prácticos, y esto debe hacerse trabajando dentro del terreno de la vida
práctica en lo que a diario nos sucede.
Hay que dejar pues
de estar teorizando tonterías y pensando en cosas imposibles de realizar, no
hay que perder más tiempo, si es que en verdad queremos cambiar radicalmente, o
de lo contrario estamos aplazando el trabajo para mañana y ese mañana nunca
llegará.
Hay que eliminar a
ese yo que todo lo deja para mañana, debiendo nosotros hacerlo hoy.
Debemos trabajar con
tenacidad, para crear la memoria del trabajo.
A continuación damos
a conocer la didáctica precisa en lo que respecta a la Meditación de la Muerte
del Yo.
No hay que confundir
eso de la divagación con la Meditación.
En esto de la Meditación de la Muerte del Yo, es necesario trabajar con la
imaginación positiva, la voluntad creadora y la concentración para ir poco a
poco logrando el estado de la Meditación verdadera.
Esta práctica consta
de varios pasos, que se reducen a los tres mencionados con anterioridad:
descubrimiento del defecto en el cual trabaja la comprensión del mismo, juicio,
y por último, eliminación.
PASOS PARA LA
MEDITACION DE LA MUERTE DEL YO
PRIMERO: Sentados en
cómodo sillón, en un lugar cualquiera de nuestra casa, con el fin de relajar
nuestro cuerpo para realizar mejor la práctica.
SEGUNDO: Es
necesario realizar el ejercicio retrospectivo, a fin de revivir o traer a
colación los eventos y diferentes escenas del día, reviviéndolas de la misma
manera como sucedieron, ordenándolas sucesivamente de acuerdo a como vayamos a
trabajarlas, de acuerdo con la gravedad de la falta.
TERCERO: Viene la
observación serena en la cual entra el análisis reflexivo sin identificación de
ninguna especie, con el fin de comprender la manera de actuar del defecto en
cuestión.
CUARTO: Viene el
análisis superlativo unitotal y esto se relaciona con el bisturí de la
autocrítica, o sea la incisión al defecto, con el fin de lograr el
aniquilamiento total.
QUINTO: El
enjuiciamiento. En éste debemos evocar
al Koam interior, o sea lo que hemos llamado la Reflexión Superlativa de
nuestro Ser. Este paso puede también ser
llamado “La acusación de Sí Mismo”, en el cual debemos descargar todo el
sumario que tengamos contra el defecto, amarguras, penas, desdichas, o sea todo
lo que nos haya causado sin consideración alguna. Debemos enumerar todo lo que nos haya hecho
pasar este defecto, con el fin de que sea verdaderamente ejecutado.
SEXTO:
Eliminación. En este caso evocamos
dentro de cada uno de nosotros a la Skakti Kundalini, con el propósito de
pedirle la eliminación o aniquilación total del reo en ejecución, o sea el
citado yo. A Ella debemos pedirle con el
corazón, y ver por medio de nuestra imaginación y sentir por medio de nuestra
emoción como Ella lo ejecuta y aniquila completamente, sin ninguna compasión,
pues así debe ser. Vemos que Ella clava
su lanza en el corazón del monstruo mismo, luego vemos como con su espada
flamígera, representada en el esperma sagrado, lo decapita e incinera
completamente, y vemos como se va reduciendo de tamaño, hasta convertirse en un
niño, puro e inocente, el cual representa la virtud en cuestión y viendo que de
éste se libera una llama de color azul que se funde en nuestro corazón evocando
a la vez dentro de cada uno de nos la virtud misma y dando acción de
gracias. De esta manera iremos viendo a
través del sentido de la auto-observación , que se irá desarrollando, como el
defecto va muriendo poco a poco hasta no quedar absolutamente nada de él
Es de notar que los hermanos que se
encuentran casados y estén realizando esta práctica durante el Arcano, la unión
sagrada del Ligam y el Yoni, deben pedirle a la Madre Divina la eliminación de
los defectos.
Igualmente sucede con los solteros al
realizar la práctica del Vajroli Mudra.
Todo esto pues es cuestión de un
prolongado proceso y padecimientos voluntarios de sí mismos como se va
ejecutando todo esto, con mucha paciencia y tenacidad, sin creer que es algo fácil. Pero tampoco poniéndonos a razonar en las
dificultades que vayamos a tener, éstas se irán aclarando o solucionando a la
medida que vayamos trabajando sobre sí mismos.
En una palabra, el trabajo mismo nos
irá dando esa facultad de discernimiento en lo que debemos y cómo lo debemos
realizar.
Es así pues como cada uno de nosotros
debemos trabajar y dejar que la Divina Madre vaya realizando también su
trabajo. Ella sabe lo que debe hacer. Nosotros por medio del sentido de la
auto-observación iremos viendo los resultados.
Mucha devoción y súplica debemos realizar y lo demás vendrá por
añdidura.
ACLARACIONES SOBRE
LA ELIMINACION DE LOS DEFECTOS.
Defecto descubierto, debe ser defecto
eliminado.
Antes de conocer y eliminar nuestro rasgo
psicológico, debemos trabajar intensamente en un sentido general con relación a
todos los defectos, ya que el citado rasgo psicológico tiene raíces muy
profundas de existencias anteriores, y para conocerlo se hace necesario haber
trabajado en una forma incansable por lo menos durante cinco años.
PREGUNTA:
Maestro, usted nos ha enseñado que debemos tener un orden y una
precisión en la eliminación de los defectos, pero hay algo que no puedo
captarle al usted decirnos que “defecto descubierto, debe ser comprendido y
eliminado”. Tengo entendido que debe
haber una sucesión en el trabajo. Y esto
se lo pregunto debido a lo siguiente: a uno durante el día se le manifiesta la
lujuria, luego sale al tablero y salta el orgullo, va por la calle le tiran el
carro y salta la ira. Entonces vemos una
sucesión de hechos y manifestaciones de los defectos, entonces tal vez por ello
ha habido un mal entendido nuestro al buscar un rasgo psicológico. ¿Cómo podríamos entender eso y exactamente
sobre qué podríamos trabajar?
RESPUESTA:
Hay que tener un orden en el trabajo, claro está que sí. Pero en todo caso al llegar la noche con tu
cuerpo relajado, pasarías a practicar el ejercicio retrospectivo sobre toda tu
existencia o existencias anteriores. Por
lo menos si sobre en vida, entonces pasarás a visualizar, reconstruir los
eventos del día. Ya reconstruidos,
numerados, procederás al trabajo.
Primero un evento al cual podrás dedicar unos quince minuros, otro
evento al que puedes dedicar una media hora, otro al que le puedes dedicar unos
diez minutos. Todo depende de la
gravedad de los eventos. Así que ya
ordenados, puedes trabajarlos en la noche tranquilamente y por orden.
PREGUNTA:
¿Y eliminarlos o eliminar toda esa sucesión?
RESPUESTA:
También por orden. En cada
trabajo sobre tal o cual evento entran los factores de descubrimiento,
enjuiciamiento y ejecución. A cada
elemento le aplica los tres instantes, que son: descubrimiento, cuando tu lo
descubristes; comprensión, tu lo comprendiste; ejecución, con la ayuda de la
Divina Madre Kundalini. Así se trabaja,
porque si vas a trabajar uno por uno, piensa como se te va a poner la
cosa. Se te va a poner muy difícil.